Por la ciudad
a encontrarte entre humo y voces.
Y galopar por azoteas, de noche,
a rogarte que me perdones.
Uno va siempre excusándose,
de los petardos que comete.
No, no advierte que poco
a poco rompes el amor.
Dejamos que el orgullo
infecte el corazón,
y llenos de soberbia
no aceptamos un error.
Y patinar por la ciudad, de noche,
a encontrarte entre humo y voces.
Y galopar por azoteas, de noche,
a rogarte que me perdones.
He sido muy arrogante,
te he culpado siempre a ti,
mas tú no dejes que te embarque
este demonio como a mí.
Y el brillo de tus ojos
también lo malgasté,
lo poco que les queda,
lo quiero ver crecer.
Y patinar por la ciudad, de noche,
a encontrarte entre humo y voces.
Y galopar por azoteas, de noche,
a rogarte que me perdones.
De noche.