Alma sin alma
Cantó como jamás cantó, después,
lloró como jamás lloró otra vez.
Y fue un torpe bailarín
borracho de dolor y de anís.
Abrió la puerta de su camarín.
Salió al escenario y no la vio.
Sintió las luces y escuchó
la banda, y recordó, y le habló.
Alma, como un dibujo en tiza,
Alma, tu caracol me abisma,
Alma, el pan de mi alma,
Alma sin alma, árbol sin brisa.
Después subió a su propio corazón,
juntó los restos de su gran amor
y saltó al abismo sin pensar,
gaviota sin azul y sin mar.
Autor(es): Víctor Heredia