Es hora
una canción de inspiración,
que tenga de tu aroma
la arboleda y el color,
que brille como brilla
tu esperanza en mi dolor,
que vuele como el ala
de tu sexo redentor,
que sea de los dos,
que espeje como el mar,
que sople con la brisa
de tu risa sin edad,
que baile en el cristal
su llovizna otoñal,
que tenga la humedad
de tu boca en la lengua
liberada del zorzal,
que alumbra cuando llegues
y se apague si te vas.
Te debo cada día,
y cada noche mucho más.
No sé si te podría
agradecer con equidad
el alma que me diste
con las flores de tu ajuar.
Es hora que te cante
una canción sin soledad...
Autor(es): Víctor Heredia