Hay días
furiosos sobre mí,
una jauría de recuerdos
que me acosan con su ayer.
Suelo beber todo el añil
que en suave luz traen hasta aquí.
Hay días que parecen huérfanos
pidiéndome su amor,
tan desolados que no sé
cómo evitar su desnudez.
Siento caer mi corazón
hasta el jardín de esa niñez.
Entonces alguien canta una canción
de estío con polen, con enero
y mariposa y río
y un cielo azul,
un cielo azul,
un cielo azul, azul, azul.
Hay días que tu amor no puede
rescatarme desde allí.
Estoy tan lejos que hasta un beso
me podría deshacer.
Déjame así, perdido en mí:
yo sé muy bien cómo volver.
Hay días que si estás allí
sabrás que fui feliz.
Autor(es): Víctor Heredia