Muertes
no iba a caballo,
chillaba como las golondrinas
alrededor de Santa Maria Maggiore:
es triste una muerte así.
Lo digo en serio y por las duda
que alguien no sepa que una muerte así es triste.
Esa muerte chillaba como un condenado;
no la favorecían el bello estío, las fuentes,
las mujeres que ella dejaba transitar
como calor, fuego o piedad.
La Muerte esa no valía un centavo
en ningún lugar del mundo.
Cuando terminó de pasar tuve miedo,
no quiero ver nunca más a esa muerte,
de todo corazón no quiero verla nunca más,
especialmente el día de mi muerte.
Autor(es): Víctor Heredia