Un rey y un diez
hizo volar la canción que en invierno nos despertó.
Y al escucharla di vuelta a la página treinta y dos
del libro donde pusiste los pétalos de una flor.
Y cuando los vi,
algo brilló,
algo de ti,
que había olvidado.
De noche el viento que sopla escondido en el corredor
hizo volar unos naipes que había en el velador.
Y al ordenarlos de nuevo y dejarlos junto al reloj,
aparecieron los signos que el tiempo ha guardado.
Y vi un corazón,
un rey y un diez,
y me acordé
de esta historia de amor.
Autor(es): Manuel García