Donde juega la partida
a las cinco, la hora en que se levanta.
A su esposa jamás le sobra una caricia,
el la mira y luego se desencanta.
Abajo un carajillo en ese bar
donde el camarero sí le va a escuchar.
Donde juega la partida
por las tardes y se olvida
de volver a casa para cenar.
Donde cura sus heridas,
donde su vida no esta podrida,
donde su alma deja de llorar.
Y su jefe que le mira siempre con desprecio
arrogante, igual que a un perro lo trata.
Eso ayuda a que se sienta un poco mas necio
ajustando una junta de culata.
Luego toma un vino en ese bar
donde al camarero qué le va contar.
Autor(es): Dani Flaco