Amada mía
riega las plantas, y ordena un poquito mi vida,
el portero sabe que tienes mi autorización,
para curiosear en mi vida, no hay secretos, lo juro.
Tengo para ti una rosa dentro de una canción,
para ese momento divino en que te sienta mía,
porque tu eres un trozo de sueño envuelto en la realidad,
y te quiero despertar, enfrente mía.
Sube a la planta tercera, de mi corazón,
deja en la puerta tu dudas, y entrégate niña.
Amada mía,
necesito esta noche
que no seas fría,
si no hay distancia
entre tu indiferencia
que se antoja débil.
Como defensa ante mi fantasía,
amada mía
necesito esta noche
que tú no seas fría.
Sube a la planta tercera de mi corazón,
puedes revolverlo todo pero espérame niña,
porque quiero en mi propio terreno obligarte a sentir,
que aunque hay mucha gente en el mundo,
yo no encuentro a una amiga.