No Nos Toques Los Atolones


En 1945, Enola Gay levanta el vuelo con un kilo de uranio en el vientre,
para escupir el miedo del Nuevo Orden que dividirá al mundo con un telón de acero:
el germen que esparcirá el terror por el mundo entero.

Y en 1995 después de más de dos mil pruebas nucleares en diversos puntos del planeta,
se conmemora el genocidio con nuevos ensayos de destrucción masiva,
lugar: colonia francesa ¡el atolón de Mururoa!
Stop, no bomba al atolón.

Chirac nos tocaste los atolones,
y ya intuimos cuáles fueron tus razones,
demostrar quién tiene la supremacía,
¿ante China, Pakistán, India o Turquía?
No más bombas, no más ensayos, ¡no!

Dinos, ¿a quién reprime tu policía
tan bien adiestrada como los de la C.I.A.?
No pudiste silenciar todas las protestas,
ni enviando a toda la legión francesa.
No más bombas, no más ensayos, no más chutes al planeta.
Stop, no bomba al atolón.

Monsieur Chirac, sortez de l'Ocean Pacifique, sortez.
Finalmente en 1999, mientras las cosas en el espacio van despacio,
la ciencia, la actual ortodoxia por excelencia
sigue tejiendo las redes de las dos bombas que aún quedan por estallar,
la bomba informática y la bomba genética.