Hacia el abismo


Quiero aclarar
que las razones del mal
no las comprendo ni yo.
Así que vete a saber
por qué prefiero abusar
de tu tremenda bondad
y no hay razón para cambiar.

Debes saber
que, si pudiera elegir
entre el placer y el dolor
elegiría los dos.
Tú sufrirías por mí,
yo gozaría por ti,
es la justicia de Daimón.

No, no tengo solución,
el fango es mi colchón,
no tengo corazón.

Sí, mi reino no es de Dios,
me gusta lo peor,
me río de tu amor.

¿Qué pretendes salvar?
Yo prefiero el infierno
a tu seguridad.

Sangre, fuego y maldad,
yo prefiero el infierno
a tu fidelidad.

Sangre, fuego y maldad,
yo prefiero el infierno
a tu fidelidad.

Puedes pensar
que es sólo por epatar
y no te falta razón.
No me apetece abrazar
el pensamiento ramplón,
la falsa comodidad,
no tengo nada más que hablar.

Más de una vez
me han intentado empujar
hacia el abismo infernal
del que no hay vuelta jamás,
del que no puedes volver.
Y yo encantado acepté,
¿cómo me puedes aguantar?

No, no tengo solución,
el fango es mi colchón,
no tengo corazón.

Sí, mi reino no es de Dios,
me gusta lo peor,
me río de tu amor.

¿Qué pretendes salvar?
Yo prefiero el infierno
a tu seguridad.

Sangre, fuego y maldad,
yo prefiero el infierno
a tu fidelidad.

Sangre, fuego y maldad,
yo prefiero el infierno
a tu fidelidad.

¿Qué pretendes salvar?
Yo prefiero el infierno
a tu seguridad.

Sangre, fuego y maldad,
yo prefiero el infierno
a tu fidelidad.

¿Qué pretendes salvar?
Yo prefiero el infierno
a tu seguridad.

¿Qué pretendes salvar?
Yo prefiero el infierno
a tu seguridad.

Sangre, fuego y maldad,
yo prefiero el infierno
a tu fidelidad.