Lola Clavijo
que viene por la Caleta,
con ese empaque de majestad?
¿Quién dice que se consume
por una pena secreta,
si no la ha visto nadie llorar?
¿Por qué si es noble y es rica
no se casa esa mujer,
si le hablaba desde chica
el Duque de no sé qué?
Y a la rueda catalina
las niñas dicen la historia,
cantando por la esquinas
del barrio de la Victoria.
Al alimón, ahí va Lola Clavijo,
al alimón, duquesa pudo ser.
Con título, corona y cortijo
y no lo quiso por otro querer.
¡Arsa Pepa!, Señor duque,
tan pulido y tan amante,
que lo ha plantado la novia
vestido de maestrante.
Al alimón, pero ninguno se entera,
al alimón, ni adivina el acertijo,
al alimón, de ese querer de bandera
que tiene, que tiene y tiene,
que toma y dale Lola Clavijo.
La gente del abolengo
la mira de medio lado,
porque una dama de condición,
Por guapa que ella se crea,
no puede dejar plantado
al señor duque del alimón.
En cambio, la gente llana
la requiebran al pasar:
¡Ole y vivan las serranas
valientes y enamorás!
Y a la rueda catalina
las niñas dicen la historia,
cantando por las esquinas
del barrio de la Victoria.
Al alimón, ahí va Lola Clavijo,
al alimón, casada desde ayer,
sin título, corona ni cortijo,
con un mocito guapo del Perchel.
¡Arsa Pepa! Señor duque
te fallaron los dineros,
la novia viste de blanco
y el novio, de marinero.
Al alimón, y una lanchita velera,
al alimón, se ha llevao el acertijo,
al alimón, de ese querer de bandera
que tiene, que tiene y tiene,
que toma y dale, Lola Clavijo.