Me volví rebelde [o Sonaron cuatro balazos]
a las dos de la mañana;
lo fui a matar en tus brazos,
sabía que allí lo encontraba.
No creas que alguien me lo dijo,
me dio la corazonada.
Le dio la corazonada.
Se me embaló la pistola,
te salvaste de la muerte,
todavía no te tocaba
o fue tu noche de suerte,
yo tuve que irme p'al monte
y allí me volví rebelde.
Y allí se volvió rebelde.
Yo sé que quieren matarme,
que la ley me anda buscando,
algún día darán conmigo,
no sé ni dónde ni cuándo;
pero eso sí te lo digo:
me pienso morir peleando.
Se piensa morir peleando.
Adiós, mujer consentida,
se despide tu rebelde.
Tú rebelde.
A ti te debo en la vida
estar sentenciado a muerte,
por eso mientras yo viva
mi suerte será tu suerte.
Su suerte será tu suerte.
Autor(es): José Alfredo Jiménez