Reina Mab
La partera de las hadas,
su tamaño no es mayor que un ágata
en el anillo de un concejal.
Sobre la nariz de los durmientes,
seres diminutos tiran de su carro,
que es una cáscara vacía
y su cochero un ridículo mosquito vestido de gris.
Recorre en la noche cerebros de amantes
y les hace soñar el amor, la colérica Mab.
A veces pasa por el cuello de un soldado
y le hace soñar con degüellos extranjeros.
Brechas, emboscadas, espadas españolas,
tragos de litro y entonces le susurra en el oído,
lo asusta y despierta y él sobresaltado
entona oraciones y vuelve a dormirse.
Recorre los labios y les hace soñar besos,
labios que suele ulcerar, la colérica Mab.
Es verdad, hablo de sueños
que son hijos de mentes ociosas,
y nacen de la vana fantasía
tan pobre de sustancia como el aire.
Recorre en la noche labios y besos,
labios que suele ulcerar, la colérica Mab.