Quiéreme
puedo quedarme calladita al otro lado del sillón.
Hoy tengo miedo del hambre y la actitud,
no veo cómo brindar a mi salud.
Pasando frío del invierno,
con miedo a que esto se haga eterno.
Tengo la razón en un bolsillo
y el corazón pidiendo a gritos:
quiéreme, quiéreme.
Puedes ser Peter Pan,
Robbin huyendo al final.
No temo nada al hechizo
como tampoco a la edad.
Puedes cambiarme de nombre, allá tú,
¿quién dijo que ser humano fuera una virtud?
Bajo el calor de este verano,
estoy comiendo de tu mano.
Y tengo la razón en un bolsillo
y el corazón pidiendo a gritos:
quiéreme, quiéreme, quiéreme,
quiéreme, quiéreme, quiéreme,
quiéreme, quiéreme...
Y aquí se divide el tiempo, ¿no lo ves?,
que ya estamos tan lejos, tú de mí y yo de ti.
Quiéreme, quiéreme, quiéreme, quiéreme.