Dueño ausente [o El dueño ausente]
ingenua niña serrana
la de mejillas de rosa
y largas trenzas endrinas.
De tu techo colorado
engastado a tus montañas,
¿qué ilusiones te arrancaron
bajando de esa tu altiva montaña?
Tu dueño sirve a la patria
y te dejó a tu cuidado
su maicito y los trigales
y la quinua ya sembrada
en su tierrita escondida
al fondo de una quebrada.
Tu dueño ha de reclamarte
después del tiempo cumplido
su maicito y los trigales
y la quinua ya sembrada
en su tierrita escondida
al fondo de una quebrada.
Paisana de mis alturas,
si tú, como la retama,
floreces en las quebradas
y en la costa no hay tu mata.
La rosa de tus mejillas
se está poniendo azafrana,
vete cuanto antes paisana
vuelve, sube a tu altiva montaña.
Autor(es): Chabuca Granda