A la orilla de un palmar
yo vide a una joven bella,
su boquita de coral
y sus ojitos dos estrellas.
Al pasar le pregunté
que quien estaba con ella
y me respondió llorando:
sola vivo en el palmar.
Soy huerfanita, ay,
no tengo padre, ni madre,
ni un amigo, ay,
que me venga a consolar.
Solita paso la vida,
paso la vida solita
a la orilla del palmar
y solita me entretengo
como las olas del mar.
Autor(es): Manuel María Ponce