Sanguijuelas
como un largo ciempiés que atraviesa el mantel
al que tampoco nadie ve,
íntimo y secreto.
Nadie quiso ayudar ni preguntarse porqué,
nadie quiso curar la piraña en su entraña
ni enterarse cómo fue
el vendaval contra su cuerpo.
Tortugas marinas
recién nacidas
se arrastran al mar.
Gaviotas vigilan
su presa fácil
en tanto llega el momento
la confianza, el argumento,
la sorpresa, lo violento.
Copa rota,
un alacrán.
Teje y armará su telaraña
desgarrando al instante,
trastornado al abismo,
son corazones en espiral
los que encuentran la luna en la cuna
o excitante al infante,
la delicia en novicia
o el gozo entero en un sacristán
Tortugas marinas…
Virgen del Tepeyac:
que nadie se tome ni trate a la niña
cual botella de cognac,
que aquellos que nadan con los pececitos
no los puedan tocar,
y cuando les pidan
guardar el secreto
no se callen.
Autor(es): Gerardo Pablo