Pasión y muerte de la Tirana
Era Ñusta Huillac una belleza
Capaz de poner trémulo al desierto:
Ojos Oscuros, fieros, nocturnales,
Y labio rojo, lánguido y abierto
Durante muchos años combatiendo
Peleó contra las huestes castellanas,
Que bajaban del Cuzco para Chile,
Y ellos la bautizaron La Tirana
No es posible, gorrión
No es posible que rompas tu destino,
No es posible, torcaz
Que seas tan tirana en tu nación
Tal vez no escuches esa voz antigua
Que te pide piedad de corazón
Tal vez no sepas que la guerra mata
Y que llegaste tarde a tu pasión
Un día naufragó en la dura costa
Un capitán de estirpe lusitana
Y la Ñusta se echó en aquellos brazos
Que hambre de amor tenía la tirana
Y cuando la encontraron sus guerreros
Le gritaron ¡Traición! a los amantes
Y uniendo la venganza a la palabra
Les clavaron mil flechas infamantes
No es posible, gorrión
Que te duermas besando al enemigo
No es posible, torcaz
Que permitas amar a tu alma insana
Tal vez no viste en aquel amigo
La sombra del puñal como testigo.
Y no escuchaste esa voz lejana
Que te auguró una muerte de tirana
No es posible, gorrión
Que te duermas besando al enemigo
No es posible, torcaz
Que permitas amar a tu alma insana
Tal vez no existe en aquel amigo
La sombra del puñal como testigo.
Y no escuchaste esa voz lejana
Que te anunció una muerte de tirana
Autor(es): Patricio Manns