El agua llegó hasta el río


Cantaré hasta que me lleven.
Me llevarán con engaños.
Ay, qué lindo es todavía,
A dos metros del final.

Al encontrarte era un río
un río que me inundaba.
Un río de cauce seco.
Una sed que me secaba.

Entonces astilla y lumbre
hicieron la llamarada.
Yo no sé quién es la lumbre.
Sé que sos mi enamorada.

Yo lo agradezco al Arcano.
No sé a quién agradecer
estas ganas de estar quieto,
estas ganas de correr.

El misterio ahora es sencillo:
es caminar pa’ delante.
Si el que va arriba es baqueano
no hay caballo que se espante.

Me gusta hacerte el amor.
Me gusta hacerte el asado.
(También tu conversación
y mi quedarme callado.)