Historia de un fado


Las rúas de Lisboa del barrio de la Alfama
contemplan la sinrazón de una mujer endemoniada.
Amor de doble filo, de dicha y agonía,
mutiló su corazón y la dejó vacía.
Y el fado llenó sus noches,
mató su pena, como un mal vino.
Después se cobró su alma,
como un fantasma perverso y lascivo.

Fado, sal de mí, que me cuesta respirar,
no puedo vivir contigo.
Fado, sal de mí, no me des este castigo.
Fado, fado.


Como alma del diablo le grita a los tranvías
y les cuenta su dolor al vaivén de la ropa tendida.
Y canta desgarrada llorando como un niño:
¿Onde estas o meu amor? Ay, coração sozinho.

Y el fado habla por sus labios, mueve su cuerpo y la provoca.
Y suena en sus adentros aunque ella muerda su lengua y su boca.

Fado, sal de mí. ¿Qué estás haciendo conmigo? Fado, fado.


Autor(es): Jesús Bienvenido