Ideales tan lejanos


Más allá de mis oídos
donde la sal del mar
es tragada por la arena;
donde se pudren racimos
que jamás voy a probar,
debe haber un sol que inverna.

Más allá de mi visión
donde valles son cenizas
y bajo ellas hay recuerdos,
debe haber un corazón
que con frases hechas trizas
borde ideales internos.

Más allá de esta, mi fe,
donde brotan desengaños
de manantiales de sangre,
la verdad que no encontré
y que rozaba mis manos
debe imponerse ante el hambre.