Entre versos de placer


Dejaron que creciéramos creyendo que la huida era el fin
Nos vendieron una fábrica de sueños y nos fuimos de allí
Aprendiste a pelear, yo sólo te quiero amar
En tejados y olvidarnos de qué se supone que hay que bajar

Porque somos de sangre, sangre insaciable
Sangre acostumbrada a seguir, sangre que no pueden herir

Cuando escuches algún grito que te nazca de tu pecho salir
No estarás en la subasta ni levantarán el brazo por ti
Te obligaron a pelear, yo sólo te quiero amar
En tejados y olvidarnos de qué se supone que hay que bajar

Porque somos de sangre, sangre insaciable
Sangre acostumbrada a seguir, sangre que no pueden herir

Entre versos de placer y melodías descarnadas
Conquistamos azoteas cuando cae el atardecer

Y si el fin de los milenios nos alcanza: ven descalza
Actúa como si no nos pudieran ver, estaremos esperando en la cama
Que los gemidos de nuestra noche estallen una y otra vez

Sangre, sangre insaciable
Sangre acostumbrada a seguir, sangre que no pueden herir
Venimos desde aquella parte que nunca se enseña
Y buscamos la respuesta entre versos de placer