A cuatro manos
Hueles a campo de rosas,
ríes y estallan azules
y si en mi pecho no hay sombras,
es porque ama tus luces.
Mi rinconcito de nieve
ven, dibujemos la lluvia,
besemos todos los meses
con labios sabor de fruta.
Tocaremos el amanecer
a cuatro manos
y al que quiera desamarnos le daré
un verso amargo.
Devoraré mis derrotas
sobre tu ombligo de nube
desnudaremos las horas
luego que ellas nos desnuden.
Hay quien proclama la suerte
con religiones y curas
yo sólo pido en mi muerte
que mi paz descanse en tu luna.
Autor(es): Mario Ramírez