El niño de la llave
Cuando en septiembre volvamos
preguntará la maestra:
¿Cómo os ha ido el verano?
a ver, pablo, tú empiezas.
Volé en una alfombra persa
a la Ciudad Esmeralda,
me enamoré de Ginebra
al arrancar una espada.
Me durmió con su aroma
la Rosa del Principito.
Encontré en Nunca jamás
a los mil niños perdidos.
Aparecí en la verbena
de los músicos de Bremen,
pasaba el cometa Halley
por la isla junto a viernes.
Mundos perdidos, bosques de papel,
quizás eso me permita
ser un hombre, no lo sé.
Soy el niño de la llave…
Jugué y corrí por Moguer
con mi burrito Platero
Y con John Silver canté
en la Taberna del Catalejo.
Viajé el país de los Houyhnhnms,
hice noche en Lilliput,
bebí un sorbo en la fuente
de la eterna juventud.
En el Pequod me embarqué
con el capitán Ahab
a la caza de un enorme
y sanguinario Leviatán.
Monté con H.G. Wells
en su máquina del tiempo
y El Hombre Invisible
me susurraba otro cuento.
Mi verano se limita
sólo a ocho metros cuadrados
y una comida al día
por beca de comedor.
Soy el niño de la llave.
Atravesé un espejo,
con Alicia tropecé:
relojes, conejos blancos
y pasteles de crecer.
Mi calabaza cabalga,
soy el príncipe mendigo
¿decidme a qué edad
se quedan solos los niños?
Recuerda que mi verano
ocupa ocho metros cuadrados.
Soy el niño de la llave
en un cuartucho alquilado.
Soy el niño de la llave…