En la cueva de San Andrés
Eran ciento veintitrés
en la Cueva de San Andrés
caminaban al revés
con la cabeza en los pies
Empujaban la pared
hasta desaparecer
se subieron a la luz
y ahora caen con la lluvia
Son ángeles errantes
voces que crujen
al amanecer
Juegan a hacer canciones
juegan a ser feroces
Y en la sombra
crecen
Andan solos en su ley
hacen trampa si los ves
son criaturas del azar
aparecen y se van
Si se cansan de perder
ríen hasta comprender
si parece que se van
es que vuelven a empezar
Y en la sombra
crecen
Eran ciento veintitrés
en la Cueva de San Andrés
caminaban al revés
con la cabeza en los pies
Son ángeles errantes
voces que crujen
al amanecer
Juegan a hacer canciones
juegan a ser feroces
y no cruzan los dedos.