Bob Dylan [o Las cuerdas de la guitarra de Bob]


La otra noche en Nueva York lanzó Bob Dylan
su guitarra al desnivel
y mi primo el marielito que ahí estaba,
que sabe que soy fan de él,
se pudo agenciar tres cuerdas
que son, ésta y ésta y ésta
que ahora suenan en el arpa de mi piel
y uno que se sacó el bombo
le llevó mondo y lirondo
unas tres cuerdas que en la tarde le cambié.

Robert Zimmerman se gasta una criada
que es cubana y es legal.
Fue mi profe de marxismo y hoy milita
en los pastores por la paz.
Me manda con Lucius Walker,
botellas de Johnny Walker
y otras cuerdas que su jefe desechó.
Y entre sus basuras crónicas
un día se encontró una armónica
y tres cuerdas por correo recibió.

Y ahora canto esta canción
que no es guajira ni un comentario,
son las seis cuerdas de Bob Dylan
que se aprestan a sonar.
Y el viejo Bob con mis seis cuerdas
hizo un tres cubano
y su criada le está enseñando la diferencia
entre el changüí y el son
y me pregunto compay en esta seguidilla
si alguien va a entender a Bob
si hablara, canta o baila sobre la otra orilla.

Tengo ganas de tocar armónica
y ponerme violento,
porque todo va a cambiar y la respuesta
está soplando en el viento,
como en esta canción.

Como piedra rodando sobre sí misma
como dirían Marcelino (Guerra) y Bienvenido (Julián Gutiérrez)
en su bolero-son "Convergencia"
como en esta canción.


Cuando escuchas a Bob Dylan te preguntas
como el flaco lo hizo así.
Como metió tanta letra atiborrando
la memoria de un país.
Y aunque yo no entiendo nada
de su ira acumulada
me parece que está bravo y no es por mí.
Camaján si yo pudiera
protestar de esta manera
por mi madre que sería más feliz.


Autor(es): Frank Delgado