Muchacha [o Mi pequeño capullito]
Mi pequeño capullito,
qué pronto te has vuelto rosa.
Al fin ha llegado el día
de decirte alguna cosa.
Y dice así:
Yo que te visto nacer
y te tuve entre mis brazos
veo cómo a grandes pasos
te conviertes en mujer.
Por haberte dado el ser
siento un agrado infinito.
Por eso, cuando medito
que te pueden engañar
sufro y me pongo a llorar,
mi pequeño capullito…
Quiero que estés preparada
pues tu vida va a cambiar:
Cuando salgas a pasear
te verás enamorada.
Jóvenes de gran parada
te van a decir «Preciosa…».
No te sientas veleidosa
y obra con mucha prudencia.
Capullo sin experiencia,
qué pronto te has vuelto rosa.
La mujer, desde que nace
lleva guardado un tesoro
que ofrecerá con decoro
a quien con ella se case.
La que este honor regalase
perderá su garantía.
Mira pues, hijita mía,
la senda que has de seguir.
Si has pensado en elegir,
al fin ha llegado el día.
Rechaza al vago, al mezquino,
al vicioso, al embustero.
Acepta al hombre sincero
que vela por tu destino.
Sé una luz en su camino,
sé constante, sé virtuosa.
Si cumples siendo su esposa
no lo dejes ser altivo
y nunca tendrá motivo
de decirte alguna cosa…
Autor(es): Nicomedes Santa Cruz