Treinta Años
No tengo ritmo en la palabra y quisiera cantar
para poder explicar
que no me duermo en mi cuerpo ni tan siquiera en mi alma,
lo que quiero es trabajar
para experimentar
con la imaginación de mis primeros treinta años.
No tengo fuerza en estas manos que quisieran tocar
unos acordes más fuertes para emitir mi emoción;
sólo me queda la enorme fuerza de mi voluntad
para poder explicar el color de este camino
que he encontrado en mi destino.
Y así he llegado a la mitad,
son treinta años cumplidos
con la consciencia de vivirlos,
con más canciones que amigos.
Y así he llegado a la mitad
y a través de mil caminos,
siempre aprendiendo del destino
que cumple sus años conmigo.
No quisiera pregonar lo que he visto aparecer
tras la curva del sendero que me siento caminar
pues quien sabe si al hablar mis palabras puede ser
que asustasen sin querer
esa imagen tan fugaz de las palomas de mi anhelo.
Y yo tampoco tengo miedo,
os debo de reconocer,
de saber bien lo que quiero,
las sorpresas, la riqueza del creador pordiosero
y mendigo soy de amor, del dolor y de esas cosas
que llamáis maravillosas,
ya sabéis por qué me quejo.
ya sabéis por qué me quejo.
Y así yo espero la mitad,
treinta años más pero sencillos,
con la ilusión de los chiquillos
para luchar junto a los míos
y así esperando la mitad
podré cumplir con mi destino,
podré ofrecerme como amigo,
podré quizás tener más hijos.
No tengo ritmo en la palabra y quisiera cantar
para poder explicar
que no me duermo en mi cuerpo ni tan siquiera en mi alma,
lo que quiero es trabajar
para experimentar
con la imaginación de mis primeros treinta años.
No tengo fuerza en estas manos que quisieran tocar
otros acordes más fuertes para emitir mi emoción;
sólo me queda la enorme fuerza de mi voluntad
para poder expresar el color de este camino
que he encontrado en mi destino.
Y yo tampoco tengo miedo,
os debo de reconocer,
de saber bien lo que quiero,
las sorpresas, la riqueza del creador pordiosero
y mendigo soy de amor, del dolor y de esas cosas
que llamáis maravillosas,
ya sabéis por qué me quejo.