Quizás a ras del alba
Aprende la áspera lección
de aquéllos que te han traído
de un fino latir el don
del viento de libertad.
Recuerda la frialdad
de un corazón antiguo parado.
No ensuciarás la flor,
el nombre de libertad.
Vigila de noche, pastor,
al delgado sueño del ganado,
mantén el alto rescoldo
del fuego de libertad.
Veo esplendor de palabras
carcomida oscuridad.
Quereis limpios caminos claros
todos vosotros y yo.
Brillos de sutiles paranzas
reclamos fríos del miedo.
No toleramos engaños
ni vosotros ni yo.
Alzados en el levante,
llenamos el gran vacío
de años muertos con un nuevo canto:
todos vosotros y yo.
Autor(es): Salvador Espriu, Raimon