El soldado chamame


El lunes de madrugada
por llegar a deshora
el soldado Chamamé
va para el cuartel sin haber dormido.

Ya firme en primera fila,
marcando su asistencia,
comienza a zapatear
y a un oficial se escucha decir:

El soldado Chamamé que venga hasta mí,
a decirme ya porqué zapatea aquí.
Como ejemplo dejaré que baile en el sol
hasta la oración del atardecer.

El soldado Chamamé dijo al oficial:
no me pude contener porque al escuchar
esa pieza que la banda empezó a tocar,
me hizo recordar de mi pago feliz.

Pero nada conformaba
al oficial que de rabia,
una oreja le torció
pues este le gritó que zapa-te-a-ra.

Entonces dijo el soldado:
para bailar necesito
que toquen un chamamé
que fue el arrorró para mi niñez.

Un momento meditó, el bravo oficial.
En su mente floreció, la tranquilidad.
La palabra del soldado le hizo acordar
del pago natal que una vez dejó.

El soldado Chamamé se volvió a salvar,
porque el duro militar al fin comprendió
que el terruño desde lejos se quiere más
y que su cantar lleva corazón.


Autor(es): L.Ferreyra, G.Molina

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