Pintó milonga


En medio de un barullo de sueños milongueros,
la magia de la pista se empieza a disipar.
Un cruce de miradas, la pepa azul y el vento.
El coso de los discos se pone a compactar.

Algunos que andan solos se van con su desvelo
buscando algún boliche para desayunar.
Encima hoy es domingo sin fútbol y hace tiempo
que sobra tanto el tiempo y cuesta remontar.

¡A bailar! que la noche es de nadie
y al final se pierde el corazón
soñando la vida que se va,
buscando que dure un poco más...
¡Que pasen tangos de antes!
Porque nunca es bastante
si pinta milonguear.

Dos chicas van del brazo taqueando sin aliento,
que duelen los zapatos, que mata la humedad...
Lo cierto es que los años trabajan con esmero,
las chicas van sintiendo el peso de la edad.

Un colectivo llega. Los rantes pasajeros
sudados y elegantes se ponen a trepar.
El rumbo es el de siempre pero se siente lejos.
Parece todo en vano temprano en la ciudad.


Autor(es): Fabián Russo