Lunera


Amanecida sobre un baldío
bendita de mugre y charco
arrastrabas tu luz de frío
lunera mía, candil en mano.

Vos no querías aún, pero te vi
acostando tu ala blanca de perfil
para de a poquito ir descubriendo
la nueva tierra arada en hollín.

¡Cómo reías, linda muñeca!
Pero en castigo a tu sueño albo
yo te lo hundía marcando en queja
en la honda grieta de mi pasado

Luna lunera, amor en vela,
emblanquecida como una esfera
de una pompa grande de sueños
que se despierta cuando se estrella.

Reí tu risa, carga tu manto,
amaneciendo de alba a barro
lunera supiste al fin quién fuiste
aún sin haber jamás llegado.

Aparecías muy de mañana
acariciada de punta en blanco
con la luz tenue de mucho frío
lunera muda de tanto engaño.

Como una estela de furia marfil
salió el trueno de tu otro perfil
y de a poquito fuiste entendiendo
la vieja tierra arada en hollín.

Como reías linda papusa
y en tu alegría, misterio albo
nada dejabas de aquella queja
fangal hirsuto de mi pasado.


Autor(es): Fernando Miceli