Destino de flor


En la tarde gris del sinsabor
te vi partir
sufrida y buena.
Y en aquel instante comprendí
todo el horror de tu condena.
Vida...
yo no sé en qué abismo me perdí
para vivir así.

Pena...
de sentir lo que vale tu amor.
Tarde...
cuando el vicio de mí te alejó.
Llanto...
que es un canto por ti
con destino de flor,
perfumar y morir.

Novia mía...
se retira vencido el alcohol.
Oye...
la plegaria de mi corazón.
Mira...
hoy la tarde es feliz
y el cielo se desangra por ti.


Autor(es): Alejandro Romay, Roberto Rufino