Cabecita negra


Inútil canción ¿para quién cantas?,
si ya la pebeta no escucha tu voz,
ni pone en tu boca la dulce ración
pa’ que con tu pico la puedas besar...
¡Callate!, no sigas tu triste gorjeo,
¿no ves que tu canto, me agranda este mal?...

Callate unos días, muy pocos tal vez,
ya verás que alegría te aguarda después...
Si quiere el destino traerme a la ingrata,
seguí con tu trino, con tal que alegrés,
si en cambio resuelve odiarme nomás
y se queda y no vuelve, entonces verás:
yo te abro la jaula, búscala en tu vuelo,
decile a esa maula, ¿por quién le cantas?...

Inútil canción ¿para quién cantas?,
si ya la pebeta no escucha tu voz,
ni pone en tu boca la dulce ración
pa’ que con tu pico la puedas besar...
¡Callate!, no sigas tu triste gorjeo,
¿no ves que tu canto, me agranda este mal?...

Serás como un hijo que busca la unión
y que lleva un recuerdo atado a un perdón
y vuelve trayendo, como un triunfador,
un beso en el pico y un lazo de amor...
¡Callate, no cantés, que siento en tu voz
como un eco distante, diciéndome adiós!...
La jaula está abierta, tendé tu volido
y al lao de su oído, cantá por los dos…


Autor(es): Atilio Supparo, Agustín Bardi