Secuestro


No me quiero ilusionar
aunque la ocasión se ofrece,
aunque la ocasión se ofrece,
dos días que no aparece
mi mujer por el hogar.
Y me acaban de informar
muy telefónicamente,
que actúe prudentemente
ante la acción consumada,
mi naifa fue secuestrada
por un comando insurgente.

Yo me resisto a creer
en el secuestro y no callo…
en el secuestro y no callo,
con semejante bagayo
los tipos qué van a hacer.
Ahora voy a tener
que ir a la policía
y con toda cortesía
pedirle… se quede quieta,
no vaya a ser que se meta
y arruine la sinfonía.

Según la conversación
con referencia al rescate…
con referencia al rescate,
se me ha metido en el mate
que no va a haber solución.
Por la guita no es cuestión
y en lo fule del programa,
el comando me reclama
la entrega del bandoneón
y la foto de Perón
que tengo arriba ‘e la cama.

Yo nunca podré cumplir
con tan tremenda exigencia…
con tan tremenda exigencia,
la gordi tendrá paciencia
ya está habituada a sufrir.
Además, pa’ qué mentir
si sé que mentir es malo,
el secuestro fue un regalo
fue el Prode, la bendición,
ni foto, ni bandoneón,
la gordi se las regalo…


Autor(es): Ernesto Cardenal, Américo Viglione