A Montmartre


Montmartre, tan parisino,
ensueño de juventud...
¿Quién te hizo tan argentino,
con tu molino, con tu “faubourg”?
¡Colina de la locura,
borracha de bandoneón!...
Si el tango mató tu calma,
te trajo un alma
¡con su emoción!...

Cuando cantan
los veinte años
como un tango
su ilusión,
y se agitan
como alas
que tuviera
el corazón,
no hay nada inmenso para su vuelo,
ni el cielo, ni la mar...
y a Montmartre,
desde Boedo,
hay un paso nada más...

¡Muchachos, hasta el regreso!...
¡Que los acompañe Dios!...
La vida no es más que eso:
¡un día un beso
y otro un adiós!...
No lloren la despedida,
¡que no muere el que se va!...
Quien bien quiere nunca olvida...
Y al fin la vida
¡lo volverá!...


Autor(es): José González Castillo, Enrique Delfino