Café sin después


Te aseguro un buen olvido a tu medida
una fuga tan discreta como vos,
la elegancia de un final en exclusiva
y una sombra indescifrable en cada adiós.

No te inquietes si esto pasa inadvertido:
vos querías que te olvide cada vez,
que naciera en el instante de encontrarte,
que inventemos cada noche quien es quien.

¿Dónde hay aire para un alma sin respiro?
¿Quién me enseña como amar sin padecer?
Si a la sombra de un te quiero
se desata un entrevero
y no hay Cristo que lo pueda contener.

De olvidarme me olvidé qué es el olvido
y te juro que hoy me parte en dos pensar
que en el rojo de otra pieza
va desnuda tu flaqueza
deshojando alguna nueva soledad.

En la noche se agiganta cada angustia,
me enloquece tanta historia que no fue.
Hoy tu olvido está de fiesta en otros brazos
y es un páramo mi mesa en el café.

Te confirmo aquel olvido que pedías,
un recuerdo borroneado en cada adiós,
la constancia del amor que nos perdimos
y una sombra indescifrable, como vos.


Autor(es): Andrea Bollof, Fabián Nesprías