Mucha pinta


En la casa de un amigo lo vi por primera vez
y aunque andaba solterita lo miré y lo descarté.
Era guapo, reconozco, mucha pinta de varón
un estilo que a mí nunca me ha llamado la atención.

Me miraba de reojo como lo hace un buen galán
con estilo y elegancia aunque se notara igual.
Le rajé toda la fiesta y no me quise enredar
y pensé que era estilo que le gusta a mi mamá.

En mitad de la semana suena en el contestador
una voz que al escucharla me dio vuelta el corazón
era el quía de la fiesta con afán conquistador
invitándome a una cena elegante para dos.

Lo pensé más de tres veces y me puse a especular
que si el quía tenía vento no la iba a pasar mal.
Nunca mezclo los amores con las cuentas a pagar
pero está dura la mano, y me quise aprovechar.

En la cena me miraba con ternura y devoción
halagaba mi sonrisa, mi perfume y buen humor
fue muy grande la sorpresa descubrir a este galán
y más grande la sorpresa a la hora de pagar.

"Que no traje la tarjeta, que no sé que me pasó
que no tengo en efectivo, disculpame por favor".
Le pagué toda la cena, y después se despidió
por supuesto que el quía nunca más apareció.

En la casa de un amigo lo vi por primera vez
y aunque andaba solterita, lo miré y lo descarté.
Era guapo reconozco, mucha pinta de varón
un estilo muy moderno, refinado de ladrón...
Si lo ves yo te aconsejo, que le rajes en mi honor.


Autor(es): Claudia Levy