Venganza


Cuando detengo la mirada
sobre tu amor que ya pasó
bajo las sombras de la enramada
parece que oigo tu dulce voz.
Pero en el rancho, triste, peno
porque ya sé que no vendrás,
y de amargura mi vida lleno
porque a mi ser llegó de tu alma la maldad.

En tu amor yo cifré mi querer
cuando tu ardías
de amorosa fe.
Pero fue tan mezquina tu pasión
que me sentí herido
con tu honda traición.

Cuando te fuiste de mi lado
y destrozaste el amor mío,
quedé de angustia atormentado
por el gran desengaño traidor.
Y hoy comprendo que en tu vida no hay
el venturoso afán, de un infinito amor,
en mis oídos ya no quedarán
tus suaves voces como un rumor.

Como venganza a tu grande falsía,
ningún recuerdo tuyo guardaré,
y he de olvidarme que tu alma fue mía
y que a tu rostro divino adoré.
Si me olvidaste, yo también te olvido,
y si algún día te acuerdas de mí;
piensa que en toda tu vida ha caído
todo el desprecio que en mi alma yo sentí.


Autor(es): Eugenio Cárdenas, Remo Bernasconi