El moño de terciopelo


Al rancho me encaminaba
de a pie por la lisa huella,
un ruido de entre las plantas
me hizo pegar media vuelta.
Y en actitud bien resuelta
pelé el cuchillo al evento
y como si fuese cuento
se puso frente a mi vista
la china de mi conquista,
la china de mi conquista
riéndose del aspaviento.

Los pasos me había seguido
y, al enfrentarme de golpe,
pude observar todo el brillo
de sus ojazos grandotes.
Sentí una tunda de azotes
en medio del espinazo,
de entrada le di un abrazo
y le estreché la cintura,
estaba la noche oscura,
estaba la noche oscura
lo demás... ya no hace al caso.

Veinticuatro horas más tarde
nos tropezamos de nuevo,
junto a los mismos yuyales
la vi buscando en el suelo
su moño de terciopelo,
en algún surco escondido,
y yo que soy advertido
también me puse a buscarlo
y con el fin de encontrarlo,
y con el fin de encontrarlo
en las sombras... nos perdimos.


Autor(es): Claudio Frollo, Carlos Vicente Geroni Flores