La Cancionera


Oigo todas las mañanas,
al pasar “La Cancionera”
con su voz dulce y ufana,
este estribillo entonar:
Mi mirada es hechicera;
hago al hombre enamorar;
ciego de amores le pido,
que no sea tan maldita,
que me traiga a mi nido
algo de felicidad,
que con su dulce canción
quite todo mi penar.

Ríe;
con alegre carcajada,
frunce su boquita
roja cual granada.
Cómo quieres que te quiera,
si solo yo sé cantar,
porque para amar de veras
esta linda Cancionera
tiene que saber llorar.


Autor(es): Oscar Manduca, J. Eduardo Salas