De mi tierra


Cuando canto en mi guitarra este estilo,
mi corazón me hace soñar,
lleva en sus notas cadencias del alma
y trinos de zorzal.

Cierta vez yo tarareando, por la ribera del río
este cielo, que ahora canto, le enseñé
a una china de ojos negros,
que ahora supe que era preciosa,
y prendado yo al mirarla me quedé...

Apenas aclarado el día, hasta tanto relucía
ya ponía en su rancho este cantar
y eran tan dulces las notas
y era tanta la armonía,
que al oirla, hubo a veces de llorar.

Despierta si estás dormida,
chinita mía,
y oye bien, de mi guitarra,
su melodía...
¡Ah! ¡ah! ¡ah! ¡ah! ¡ah! ¡ah!
¡Ah! ¡ah! ¡ah! ¡ah! ¡ah! ¡ah!

Para cantar y bailar un cielito
hay que sentirlo de corazón,
gratos recuerdos nos traen del pasado
y embriaga su canción.

En la pampa de mi tierra,
bellas flores y praderas,
de un aroma y hermosura sin igual.
Mi ranchito, allá lejano,
nido de toda mi raza,
lo que el tiempo su recuerdo borrará.

En el puente de junquillo
que atraviesa el manso arroyo,
cuántas veces me he parado para oír
el murmullo de las aguas,
el cantar de los troperos
y de chinas y paisanos sonreír...

Y ahora que me encuentro lejos,
de pena lloro,
porque ya no puedo ver
al bien que adoro.
¡Ah! ¡ah! ¡ah! ¡ah! ¡ah! ¡ah!
¡Ah! ¡ah! ¡ah! ¡ah! ¡ah! ¡ah!


Autor(es): Francisco Lozano, Eduardo Manella