Ocho horas ¡Punto! (Talleres clandestinos)


Talleres clandestinos, ropa sucia
por paga miserable del negrero
vampiro que recluta la penuria,
patrón en el infierno de los lienzos.

La máquina no para ni por puta.
Afuera, vino tinto y carcajada;
en el taller, zurcidas dignidades,
colchón, cama caliente, agotamiento.

Sucio galpón de sótano inmigrado,
trabajo humedecido en servidumbre,
inviernos ateridos, sin alumbre
veranos de sudor, sin almanaque.

Para que aguante el lomo, alguna coca
moldea entre la bronca del obrero,
rutina carcelera que transcurre
oculta, sin que el diario la destaque.

Talleres clandestinos, asesinos.
Un mundo paralelo y ventajero,
sin sábanas, amor, ni documentos,
y un juego de pelota los domingos.

Pero del otro lado de la histeria
del shopping, el consumo y el mercado,
al pie de una Alameda venturosa
se hilvana lo más bello de lo humano.

Luchar por dar un corte,
luchar todos juntos...
No más trabajo esclavo: ocho horas ¡PUNTO!


Autor(es): Marta Pizzo, Ariel Ascheri