Tu nombre un cascabel


En el campanario de mi pecho, en su vaivén,
suenan mis latidos como golpes de mi afán.
Ecos de tu nombre repetido.
De tu nombre y su sonido
que regresa y que se va.

Tiempo que se gasta entre recuerdos que guardé.
Al compás que muelen los relojes sin piedad.
Sombra de tu sombra que se aleja,
que se apaga y que me deja
remolinos de ansiedad.

Amor, tu nombre como un cascabel,
sonó,
poblando mi mejor canción.
Más hoy, pirueta de un momento cruel,
sin él,
naufrago en un silencio atroz.

Tal vez, jugándome en un sueño más,
serás
el frágil resplandor fugaz
que al fin, alumbre mi desvelo gris,
allí
donde una vez seré feliz...

Siguen mis latidos tercamente con mi afán.
Hálito de vida que persiste porque estás.
Cerca o muy distante, que es lo mismo.
Porque todo es un abismo
que se ahonda siempre más.

Al compás del tiempo sigue el mundo su rodar.
Mientras las estrellas no me dejan de alumbrar.
Y mi voz, nombrándote sin freno,
te podrá decir que al menos
no te dejo de buscar.


Autor(es): Héctor Negro, Ubaldo De Lío