Oración


¡Señor!, te pido escuches
mi ruego angustioso clamando piedad.
No ves, que todo es dolor
y todo es maldad.
Ya nada es amor
el mundo quiere olvidar
la diáfana calma de tu inmolación,
lección divina de fe
tenés que volver a darnos tu luz.

La vida no tiene razón ni sentido
si el odio rechaza los lazos que hermanan.
El trueno de guerra retumba en las almas
y manchas de sangre rubrican el mal.
Por eso te pido, ¡Señor!, que me escuches
y bajes del cielo a darnos tu mano.
Te juro que, entonces, la vida tendría
razón y sentido, con tu conducción.

Dejá... que vengan a mí
la voz respondió con dulzura sin par.
Muy juntos han de llorar.
Muy juntos reír, muy juntos vivir.
Porque no ves como el sol
los besa con rayos a todos igual
los campos dan su vergel
mitad para ti
mitad para él.


Autor(es): Samy Friedenthal