María Milonga


Fue por los Corrales Viejos
y en un revuelo 'e poyeras
que nació una flor reseca
más pulida que un espejo...
A esta flor de meta y ponga
la bautizó la acordeona
y por guapa y comadrona
la llamó María Milonga.

Fue el piropo del resero
colorao como las tejas
y hasta el cornetín
del Mayoral
la acarició por las orejas.
Con percal y Agua Florida
y un malvón en la cadera
no había payador
que a improvisar
se detuviera
su gran amor.
Pero nadie entregó, la
rosa milagrosa de su corazón.

Por valiente y por bizarra
los más pesaos de Corrales
en payadas desiguales
"Hastiyaron" sus guitarras.
Había que ver la chinonga
entre la luz de los chaires
fué de todos y de nadie
pa' el amor, María Milonga.


Autor(es): Enrique Cadícamo, Anselmo Aieta