Paraíso artificial


Para dejar la pena que en el alma
llevo clavada desde tiempo atrás,
busco en la ampolla de morfina calma
y me parece que se clava más.
Hundo la aguja, entonces, tan violento
buscando ansioso la verdad del mal,
que hasta el crujido de la pena siento
quebrada por el mágico puñal.

Por mi cuerpo cansado se extiende
el diabólico y tibio licor
y en mis venas la vida se enciende
entre ensueños de gloria y amor.
Mi cerebro encantado delira,
suena alegre la muerta canción
y tu ausencia es amable mentira
y mentira tu helada traición.

Resplandece la senda perdida
incitando mi paso a volver,
con ternuras de imagen querida
que me vuelve a besar como ayer.
A lo lejos se muestra el destino
entre tonos de suave color,
la esperanza me alumbra el camino
y a mi lado sonríe una flor.

Pero después, la sombra despiadada
de mi separa la felicidad,
al castigar mi vida atormentada
el latigazo de la realidad.
Vuelve la pena y más brutal que antes
a mí la impulsa una razón fatal
del bienestar gozado unos instantes
fue sólo un "paraíso artificial".


Autor(es): Francisco García Jiménez, Rafael Tuegols