Con toda la voz que tengo


Al compás de la milonga,
ya que llegó la ocasión,
voy a cantarle al varón
que de compadre rezonga.
A la sensible chilonga,
que es para todo un resorte,
que es para todo un resorte,
al tango pero con corte
que se va quebrando un poco,
y que lo hace volver loco
al mozo del sur y del norte.

A la casita compadre,
que le da el sol de arrabal,
al vestido de percal
y al chisme de la comadre.
Al besito de la madre
que le da al hijo bandido,
que le da al hijo bandido,
al que le alague el oído
con un consejo bien sano,
a la pobre hija del tano
que no volvió más al nido.

Al amigo que respeta
y que se hace respetar,
al que se pone a pensar,
si ve triste a una pebeta.
Al intuitivo poeta,
que aunque viva sin un cobre,
que aunque viva sin un cobre,
una palabra le sobre
para decir en su canto,
que también tiene su encanto
un baile, en un barrio pobre.

Al matecito espumoso
que me dan donde yo voy.
Pa'l que sea como yo soy,
con el enfermo amoroso.
Al que no se haga el gracioso
ni se tire a la bartola,
ni se tire a la bartola,
con la galleguita Lola
de mi suburbio porteño,
que vive buscando dueño
pero que siempre anda sola.


Autor(es): Enrique Dizeo, Aníbal Troilo