Chau ingrata


Sin siquiera detenerte
pa' pensar qué vas a hacer,
sin siquiera conmoverte
te alejás pa' no volver...
Este nido venturoso,
que era mío y era tuyo,
lo dejás por un orgullo
caprichoso de mujer...
Si es que alguno la grandeza
de otra vida te pintó
y hoy te asquea la pobreza
que rodeaba nuestro amor,
te aseguro que aunque triunfes
entre sedas y brillantes,
serás pobre como antes
si te sangra el corazón.

¡Chau, ingrata!...
Ya pa' vos soy poca cosa,
porque ves de color rosa
ese otro lao
donde te vas...

¡Chau, ingrata!...
que te dure la elegancia
las alhajas y la plata...
Y ese gesto de importancia
con que al irte me mirás.

Ahí tirado... por el suelo
de esta pieza de arrabal,
me dejás como un consuelo
tu vestido de percal...
Esa prenda fue testigo
de lo mucho que te quise,
de que el bien que yo te hice
lo pagás haciendo mal...
Hoy descubro, en tu falsía,
la distancia entre los dos:
vos te vas con alegría
yo te pierdo con dolor...
Ni siquiera otro cariño
me alzará de este quebranto:
¡te he querido tanto... tanto...
que he quedado sin amor!


Autor(es): Francisco García Jiménez, Anselmo Aieta