Amargura (El Floridense)
en la noche, llevó el viento.
Cuán amargo es su lamento,
como triste es su gemido.
Profunda la pena ha sido,
mas torna luego a anidar,
y cantando sin cesar
vive feliz y contenta.
Ya el ave no se lamenta,
ni tiene por qué llorar.
Yo, más infeliz que el ave,
más infeliz que el rosal,
no hallo remedio a mi mal
pues nadie curarlo sabe.
Cuanta desventura cabe
en un hombre, en mí han de hallar.
Nací para atesorar
de la vida, las congojas.
Soy rosal sin flores ni hojas
y canto por no llorar.
Autor(es): Carlos Gardel